«En las entrañas mismas del capitalismo se engendran las condiciones de su muerte y sustitución por el nuevo régimen: el socialismo.
El desarrollo de las fuerzas productivas llega a ser incompatible con todo el régimen social y político del capitalismo.
Al mismo tiempo, crece y se desarrolla la nueva clase llamada a vencer la resistencia que los capitalistas oponen a desaparecer, como tal clase, de la escena histórica: el proletariado.
a) ¿Por qué el proletariado es la clase designada por la Historia para poner fin al capitalismo e instaurar el socialismo?
Por las siguientes razones:
La clase obrera es la clase más explotada de la sociedad capitalista. Sus mismas condiciones de vida la convierten en el enemigo firme e intransigente del orden capitalista, empujándola en la lucha contra él.
—Los obreros por su misma situación en la producción están ligados al futuro de ésta y no a su pasado. El desarrollo de la gran industria no amenaza la existencia del proletariado como clase –a diferencia de lo que ocurre con los grupos sociales formados por campesinos, artesanos, pequeños capitalistas, a los que la gran industria va arruinando y destruyendo–. La posición de la clase obrera en la sociedad se fortalece, aumenta el número de obreros y su importancia en la vida económica y social.
—Los intereses y aspiraciones de la clase obrera coinciden objetivamente con las necesidades de las fuerzas productivas. Estas, para expansionarse sin trabas, necesitan que desaparezca la propiedad privada sobre los medios de producción. Los obreros, para liberarse de la explotación de la que son víctimas, necesitan exactamente lo mismo.
—La clase obrera es la única que reúne las cualidades combativas, que son necesarias para una tarea tan ardua como es la lucha contra el capitalismo.
En primer lugar tiene a su favor el número, la masa, que crece con el mismo desarrollo del capitalismo.
En segundo lugar, tiene mayor capacidad de organización que otros grupos sociales, en virtud de sus mismas condiciones de vida. El trabajo en la gran industria no sólo agrupa a los obreros, sino que contribuye a cultivar en ellos rasgos como el espíritu colectivo, de equipo: la predisposición a la disciplina, a la solidaridad, al apoyo mutuo, cualidades que, si son inapreciables en el trabajo, lo son también en la lucha.
Mientras más progresa la industria moderna, más necesita trabajadores de un nivel cultural y técnico superior a los de otras épocas, lo que facilita la asimilación de las doctrinas del socialismo científico. Por ello el proletariado industrial es el sector más avanzado de las clases oprimidas.
Por las razones expuestas, la clase obrera reúne mejores condiciones que otros grupos sociales para desarrollar su conciencia política, para asimilar la teoría revolucionaria, para organizarse en un partido combativo, sin el cual no es posible la lucha victoriosa contra el capitalismo ni la conquista del poder político.
b) ¿Por qué la clase obrera puede y debe ser la dirigente de todas las demás clases y capas oprimidas por el capitalismo?
Junto a las razones expuestas, por otra de suma importancia: los intereses de la clase obrera coinciden, en lo esencial, con los intereses de la sociedad que viven de su trabajo y no del trabajo ajeno.
Del yugo capitalista, en particular del moderno capitalismo monopolista, no sólo sufren los obreros, sino los campesinos, las capas medias urbanas, los intelectuales, etc. La situación de esos sectores sociales en la España actual es un ejemplo vivo.
Independientemente de la actitud subjetiva de esos sectores sociales hacia la meta final de la clase obrera –el socialismo– hay cuestiones fundamentales inmediatas en las que están vitalmente interesados como la clase obrera. En nuestro caso: la lucha por los derechos democráticos, económicos, políticos y sociales, en el marco de un amplio frente contra la Monarquía continuadora del franquismo, contra la dominación yanqui; por la República y por la independencia nacional.
Pero además, esa comunidad de intereses entre la clase obrera y los campesinos trabajadores, las capas medias urbanas, la intelectualidad, existe también en cuanto se refiere al objetivo final de la clase obrera. No es una simple frase que la clase obrera, al emanciparse ella, emancipa a toda la sociedad.
Cuando la burguesía luchaba contra el régimen feudal hablaba de libertad, igualdad y fraternidad para todos, pero tan bellas frases se convirtieron en la dura realidad de la explotación capitalista, con todas las injusticias, desigualdades y antagonismos que de ella se derivan; ya que no suprimían la propiedad privada de los medios de producción, ni la explotación del hombre por el hombre.
En cambio, la clase obrera, al destruir el capitalismo e instaurar el socialismo, destruye la causa primaria, la raíz de las injusticias sociales: la propiedad privada de los medios de producción, la explotación del hombre por el hombre.
Por esta razón la alianza de la clase obrera con los campesinos, en primer lugar, y en otro plano con las capas urbanas medias y con la intelectualidad es posible, y no sólo posible sino absolutamente necesaria, porque sin esa alianza, ni la clase obrera ni los otros sectores sociales mencionados, tienen fuerza suficiente por sí solos para vencer al poder del capital monopolista.
Esa función dirigente de la clase obrera es necesaria para la eficacia de la lucha. La gran masa de obreros, campesinos, empleados, funcionarios, pequeños industriales y comerciantes, etc., es algo así como un gran ejército, que para vencer a su enemigo, el capital monopolista, necesita tener una dirección firme, consecuente, organizada y, como hemos visto, la clase obrera es la que reúne esas condiciones.
Pero esa función dirigente que la clase obrera desempeña no le otorga ningún privilegio, sino al contrario, le impone más obligaciones, entre ellas la de tener en cada fase de la lucha siempre en cuenta los intereses específicos de las clases sociales que son sus aliados, sin por ello perjudicar los objetivos finales de la clase obrera, que es el socialismo y la dictadura del proletariado.
La experiencia de nuestro país ha demostrado, sin lugar a dudas, cómo, no ya el socialismo, sino ni siquiera la democracia burguesa puede triunfar y consolidarse en España si no es bajo la dirección de la clase obrera. Ver ejemplos en la Historia reciente de España II República, Guerra Civil 1936-1939.
La burguesía liberal y la pequeña burguesía han demostrado su incapacidad para dirigir la lucha y asegurar la victoria de la democracia en los años 1931-1936. En la presente lucha contra la Monarquía continuadora del franquismo, la clase obrera es la que está a la cabeza de todas las demás capas y clases sociales interesadas en la democracia, y en acabar con el continuismo franquista.